FRISOS DE LA PRIMERA PANDA DEL CLAUSTRO (S.XVI)

El abad Fray Martín Egües y Pasquier (1502-1540) fue el promotor de la reconstrucción del claustro bajo, más concretamente de la galería oriental.

Es la panda más antigua, compuesta por siete arcos y nueve tramos de bóvedas, todas ellas de estilo gótico-plateresco, siendo una obra en la que intervinieron diversos artífices, entre ellos los guipuzcoanos Luis de Garmendia y Pedro de Iriarte, o el imaginero francés Baltasar Febre.

Pero vamos a centrar especialmente nuestra atención en los dos frisos esquinados que se encuentran en este pasillo y que dan la vuelta completa a los pilares. Tienen una decoración muy interesante y suelen llamar mucho la atención, sobre todo el primero de ellos, ya que es el mejor conservado y se ha venido convirtiendo en los últimos años en auténtico emblema turístico del monasterio.

Este friso se encuentra justo enfrente de la puerta que comunica la iglesia con el recinto claustral, y representa probablemente la procesión de bienvenida o de recibimiento a un nuevo abad. Inicialmente se calcula que pudo tener unas 25 figuras, de las cuales actualmente sólo quedan completas unas 10, quedando otras tantas bastante desgastadas y sin rostro. En la procesión podemos ver al abad con el báculo (quizás se trate de un retrato del propio Egüés I), los monjes por delante honrándole y detrás el alcalde con el bastón de mando y el pueblo que le sigue. Las figuras que se situaban cara al patio son las que más erosión han sufrido con el paso del tiempo, debido a la descomposición de la piedra arenisca en la que está realizado, bajo los efectos de la lluvia y viento.

El otro friso está situado justo enfrente de las puertas que daban acceso al Locutorio, Sala de los monjes y Calefactorio. Representa la Creación, cuyo proceso de seis días se narra de izquierda a derecha, apareciendo hoy muy desgastada la última parte. La secuencia comienza con la cara de un angelito sobre las nubes del caos, debajo del cual surge un búho que, como animal nocturno, simboliza la oscuridad de las tinieblas. Al lado Dios con túnica y tiara oriental señala el sol y la luna. A continuación vuelve a representarse al Creador generando el bosque, los animales y por último Adán y Eva. Esta última parte apenas se conserva, aunque se reconocen vagamente algunas figuras.

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